Este poema lo encontré en un post de un amigo de Facebook, unos meses antes de venirme a México, en 2017 y lo revisito cada tanto. Pienso en Venezuela cuando lo leo, como quién se acuerda de su hogar, pero también creo que refleja mucho de América Latina, y por eso quise compartirlo con un grupo de mujeres migrantes hondureñas con quienes estaba haciendo mi proyecto de investigación. A la luz de las crisis migratorias y mi relación tan cercana con México y Estados Unidos, imagino o sueño a esos tres territorios, que a lo largo de su historia han sido puntos de salida y de llegada para tantas personas, como esos países posibles de construcciones para la vida, “que se alegren con la llegada de los diferentes”.
20 de agosto del 2021
